EL ARMA DESEADA
Se había planteado, el detective
Morrison, comprar un arma por si alguna vez tuviera que defenderse del acoso
de unos indeseables muy indeseables. Había pensado en una
pistola, pero eran caras y se requería licencia para el uso y
tenencia. Una espada era demasiado grande y obsoleta, y mucho más una lanza, y demasiado
aparatoso un arco con fechas. Finalmente se decidió por un tenedor, de los que
tiene en su casa, para así poder cambiar de modelo de arma cuando quiera y sin mayor
dispendio ni excusa. Y es que llega a ser un coñazo eso de ir siempre armado
con lo mismo. Además la gente se ríe y piensa que eres un pobre tacaño –·”¡Mira, lleva la pistola del año pasado!”-; o solo un tacaño; o solo un pobre. Si quiere,
cada día
podrá
lucir un tenedor nuevo, para admiración y envidia del respetable público en general, al que tanto
quiere y tanto debe.
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