dijous, 15 d’agost del 2013

El IMPLACABLE DETECTIVE MORRISON- Capítulo 12 "UN CLIENTE DE PROVECHO"- Pep Roig




  No le extrañó, al detective Morrison, que su nuevo cliente fuera una cabra. Estaba acostumbrado a recibir los más variados y extraños encargos. No le importaba para qué, ni por qué. Él se limitaba a aceptar o rechazar la misión según las posibilidades de resolución. No garantizaba el éxito, pero si su dedicación. Por eso, al abrir la puerta y ver el animal, lo único que se le ocurrió es permitirle el acceso.
 No le ofreció asiento, como hacía con el común de sus clientes, pero si acomodo en el lugar que la cabra considerara. No fue fácil la comunicación porque el bicho parecía como ausente, ni un signo que indicara el motivo de su presencia en el despacho. Por momentos miraba fijamente al investigador para a continuación darle la espalda, como si se desentendiera de su interlocutor. 
 Varias horas hubieron de pasar hasta que por fin la cabra empezara a dar signos de vitalidad, que nuestro detective interpretó como un intento de comunicación mediante un método que el rumiante hubiera descubierto. Pero a Morrison le costaba entender qué quería decir su cliente con eso de empezar a comerse el sofá y alternativamente unos folios en blanco que tenía sobre la mesa.
 Cuando empezaba a morder una lampara de diseño en papel reciclado, Morrison reaccionó. “Lo siento, pero creo que no podré atenderle. No es que no le aprecie como cliente, pero no logro comprender qué quiere de mi. Le sugiero que busque un interprete y vuelva con él, la atenderé con mucho gusto. Le ruego que se vaya”.
La cabra seguía mordiendo la lampara como si lo del concepto de propiedad privada no fuera con ella. Eso hizo reflexionar a Morrison. “Sabe qué, voy a estudiar su caso”, dijo sin lograr que la cabra se inmutara; parecía importarle más la lampara. 
  -He decidido que se venga a mi casa. La invito a cenar y a comer, y a volver a cenar y comer las veces que sea.
 Y así fue como el detective y la cabra vivieron juntos por unos días. En realidad, la cabra menos porque finalmente el detective cenó de chuletas. La cabra no cenó pero participó de la cena aportando las chuletas de la noche y las paletillas y los muslos para las siguientes comidas; y la piel, para hacer alfombra para el recibidor, que queda la mar de bien mucho mejor que aquel trapo deshilachado que tiene puesto ahora, que es horroroso, horroroso, horroroso. El implacable sabe sacar provecho de los relaciones.

divendres, 9 d’agost del 2013

"EL IMPLACABLE DETECTIVE MORRISON" Capitulo 11 PELIGRO DESDOBLADO. PEP ROIG



  No era la primera vez que le ocurría, pero tenía la sensación de que el peligro era mayor.  Se sentía perseguido aun sin haber visto figura humana tras él, porque no eran los hombres o sus sombras lo que le preocupaba sino lo desconocido, lo que ignoraba. No obstante, continuó por aquella calle sin alterar su recorrido; ya resolvería cuando fuera inevitable. Pero aquella sensación no le abandonaba, antes al contrario, la angustia de lo misterioso empezaba a ser demasiado molesta. Sin pensarlo previamente, al dar la vuelta a la esquina se metió en un portal a esperar a su supuesto perseguidor. Acostumbrado a situaciones semejantes, el pulso solo se le alteró por la adrenalina que se acumulaba a medida que esperaba descubrir a su acosador, pero no por un miedo que no sentía. No esperó demasiado, pues casi inmediatamente se hizo patente la figura del intruso, que no era tal.
 -"Ah, eres tú", dijo encarándose a la figura que efectivamente era él, el propio detective Morrisson, cuyo celo profesional hacía que en momentos de asueto su espíritu se encarnara de tal modo que por unos instantes Morrisson quedaba desdoblado. 
 -"Estoy harto de que cuando te encarnas te vayas por tu cuenta. Te tengo dicho que debes permanecer a mi lado, no quiero sustos ni malas interpretaciones".
-Por qué me hablas como si yo fuera otro, si soy tú.  Lo digo cada vez y siempre caes en lo mismo. Terminaré por dejarme para siempre y me marcharé a recorrer mundo para conocer otras alternativas. Existe otra vida, además de estar todo el tiempo embutido en el papel de detective. Así mientras tu yo está resolviendo enigmas mi yo yo estaré ligando brasileñas en Hawaii y lugares similares. !Será fantástico!
 El detective Morrisson, esta vez reconoció que su otro yo estaba cargado de razón y que no le quedaba más remedio que aceptar la lógica propuesta de desdoblamiento perpetuo o constante.